Tras mi vivencia, creo que debo compartir unas líneas con todos y todas ustedes:
" He descubierto que cuando no lo hemos pasado realmente mal todo nos resulta díficil... nos quejamos de todo sin necesidad alguna. He descubierto que los momentos que no nos gustan se nos hacen cuesta arriba en milésimas de segundo. He aprendido que todo lo que sube, baja... sobre todo el estado de ánimo.
He descubierto que la paciencia regala paciencia, y no hay nada más importante que esperar sin desesperar... he aprendido que por muchas personas que estén a tu lado, por muchas palabras que escuches, estás solo (contigo mismo)... y debes agarrarte a tu propia fuerza y voluntad para salir adelante. He descubierto que cuando necesitas un minuto de descanso... parece no llegar nunca.
He sido testigo de dias oscuros, llenos de niebla y sin aire. He gritado al cielo; ¡¡devuélveme mi identidad!!... y en ese instante: nadie me escuchó. Sólo mi dedicación me hizo salir del agujero.
Una vez vivida y superada, la ansiedad generalizada me ha hecho darme cuenta de que la vida no la vivimos sólo para quejarnos, podemos elegir sonreir o podemos quedarnos estancados. Me ha hecho ver los momentos cotidianos negativos, desde otra perspectiva. Sé que soy más fuerte que antes y cuando necesito un minuto de descanso, respiro tranquila y lo disfruto. No me cabe duda de lo preparada que estoy para otro de estos episodios (si vuelve a darse)... estoy perfectamente capacitada para responder. Sigo siendo igual de impaciente, pero cierto es que durante el proceso... la PACIENCIA fue mi aliada. ¿Y mi identidad? HA VUELTO A SER MÍA.
HE DESCUBIERTO QUE LA VIDA ESTÁ LLENA DE CURVAS, CUANDO CHOCAS EN UNA DE ELLAS, ES COMPLEJO LEVANTARTE COMO SI NADA HUBIESE OCURRIDO... Por ello, cuando no puedas ponerte en pie, respira hondo, mira el mundo que te rodea... ¿el se detiene por tí? NO, por lo tanto, tú tampoco lo hagas.
Suerte, un saludo.
Lucía